EL PERDÓN
Cada vez que perdonas de veras a alguien, hay un poco más de bondad en el mundo. Para poder perdonar hay que ser valiente, conocerse a sí mismo, quererse y tener una mente serena.
La capacidad de perdonar es el atributo de aquellos que tienen fuerza interior. Aunque creas ser alguien que perdona, sólo será así cuando seas capaz de perdonar a la persona que te ha herido u ofendido profundamente.
La vida es la aventura de perdonar a los demás, ya que el perdón cura todas las heridas, sea lo que sea lo que las haya causado. Aunque no siempre cure una relación, siempre cura tu vida.
En realidad, no importa si la persona que te ha herido se merece que la perdones. El perdón es un regalo que tú te ofreces a ti mismo, porque al perdonar te desprendes de la carga de dolor y amargura que llevabas a cuestas. Cuando perdonas, curas tus miedos y experimentas libertad y serenidad, el estado en el que reside la satisfacción. La satisfacción es una felicidad madura. No pretende nada, ni ninguna situación puede disimularla.
Si tu vida está afectada por alguien que se niega a perdonar o que es incapaz de pedir perdón, deséale lo mejor y deja que se vaya de tu vida, junto con su rabia.